Cuando la edición de Doble Carta se estaba cerrando, el Rector, Juan Carlos Bayona, volvía de un viaje de 15 días por Canadá, tiempo durante el cual visitó a los estudiantes que, desde septiembre, partieron hacia ese país como parte del Programa de Intercambio Cultural para afianzar sus conocimientos del inglés, que está definido en la política de enseñanza de este idioma en el Colegio.
Este grupo de 38 estudiantes, que volverán a finales de enero después de convivir casi 6 meses en el país del norte, será el último contingente que viaja de manera voluntaria. Como se anunció hace 5 años, a partir de febrero de 2011, este programa es de carácter obligatorio para los estudiantes que estén cursando séptimo grado.
Una importante modificación que ha surgido, gracias al aprendizaje que los anteriores viajes piloto han dejado, es que los futuros viajeros, partirán a comienzos del próximo año para regresar en el mes de junio y así retomar, de manera continua, su calendario escolar.
La importancia de la visita del Rector y del acompañamiento que hacen maestros del Gimnasio a los viajeros, está directamente relacionada con el control de calidad que constantemente se le hace al programa. Para el Colegio es de suma importancia asegurarse que la estadía de sus estudiantes sea, además de provechosa, en óptimas condiciones.
A lo largo de los cinco años de este convenio, ha consultado entre los participantes acerca de las virtudes y defectos que puede llegar a tener esta experiencia, y se ha encontrado con que solamente un 4% de los viajeros afirman que su estadía aunque no fue placentera, sí fue productiva. El motivo que argumentan en sus respuestas tiene que ver con las familias y los hogares a los que son asignados. Al respecto, el Colegio informó que continuará exigiéndole a las entidades encar-gadas, que sean más rigurosos con los hábitos y costumbres de las familias anfitrionas.
Pero la otra cara de la moneda es la de los padres que, estando sus hijos en este momento conviviendo en Canadá, argumentan que su experiencia ha sido 100% satisfactoria, como el extracto que hacemos de esta carta, que llegó a la redacción del periódico en días pasados:
…Nuestro hijo se encuentra en Annapolis Valley, Nova Scotia. Fue acogido por una familia cálida, con abuelos y primos. Todos ellos son afectuosos con él; a veces, tememos, más de lo que él pueda ser con ellos. Shery, su madre canadiense, nos cuenta que él es muy amable, educado y un poco «shy» (tímido) .
También dice que, gracias a él, su hermano Zach por primera vez ingresó al equipo de fútbol, pero no con tanto éxito como él. Lo hemos oído hablar en inglés con bastante fluidez. De momento todo ha sido positivo.
Esta experiencia nos ha brindado a todos la posibilidad de abrir los ojos a otra cultura y a aportar al crecimiento de nuestro hijo. A empujarlo a un salto para que vaya aprendiendo a volar. A tomar decisiones por sí solo…
(Firman: Harold Herrera y Adriana Chaustre)
El Programa de Intercambio con Canadá, que es una estupenda oportunidad para que los estudiantes permeen sus almas de otras culturas y vivan experiencias inolvidables, además de definir el aprendizaje del inglés, seguirá puliéndose y perfeccionándose con cada una de las promociones de gimnasianos, que participarán de este reto y vivirán una experiencia única para sus vidas.