Estoy muy honrado y al mismo tiempo profundamente conmovido al recibir este alto honor que me concede hoy el Gimnasio, cuando en cien años de su existencia ha formado, según mis cálculos, alrededor de tres mil estudiantes, muchos de los cuales han ocupado cargos importantísimos en Colombia y en el exterior, y se han desempeñado de manera excepcional prácticamente en todos los campos del conocimiento.
El haber sido elegido como uno de los gimnasianos que reciben la medalla que lleva el nombre de quien fuera uno de los más reconocidos educadores del país, me llena de satisfacción y orgullo. Don Agustín fue un hombre excepcional, no sólo por su carisma, ni por poseer un conocimiento universal, pero también por su perseverancia como innovador en la educación del país y trazar un norte académico en la formación de juventudes que ha perdurado hasta nuestros días.
El binomio don Agustín – ‘Prof’ dejó huellas imborrables en el Gimnasio y en la educación del país. Crearon un modelo académico, un derrotero en la enseñanza primaria y secundaria que después fue incorporado y adoptado por muchos colegios y escuelas.
Un colegio abierto a nuevas ideas. Pertenecer a la Banda de Guerra, participar como actor en las obras de teatro, colaborar en la edición de El Aguilucho o en debates entre los compañeros sobre temáticas variadas, constituyen las herramientas que se incorporaron en el Gimnasio y que permiten al alumno desarrollar aptitudes y destrezas. Lo siento, Daniel, pero no menciono el fútbol. Nunca fui buen futbolista, pero siempre estuve alentando en las barras en los partidos clásicos como el que vamos a tener en la tarde de hoy y que naturalmente vamos a ganar.
Las excursiones en el Gimnasio, sin duda, constituyen un valor agregado en la formación de los estudiantes. Son clases a campo abierto que permiten conocer de primera mano el verdadero país y sus gentes, la verdadera Colombia, además de aprender de la convivencia con profesores y compañeros en situaciones que no siempre son las más fáciles, y en donde se demuestra el verdadero espíritu del compañerismo. Así, en el colegio se premian con la Copa del Excursionismo, la Copa del Bello Carácter, del Esfuerzo y del Compañerismo a los alumnos más destacados en cada una de estas acciones. Un aliciente más en la formación de los estudiantes.
Tuve el privilegio de haber acompañado al ‘Prof’ en innumerables ocasiones a Tabio. En largas cabalgatas que permitían aprender del gran maestro ‘Meus’ sabias lecciones, no solamente lecciones de carácter académico pero lecciones de vida. Son recuerdos tan gratos de un aprendizaje que se desarrolló en un ambiente de libertad, un ambiente amable, cordial y siempre amigable, pero también cabe recordar, dentro de los límites naturales que marca la disciplina y el respeto y el rigor académico. En síntesis, una formación íntegra, una formación donde el alumno es una persona importante y no un código numérico, y que jugó un papel clave en mi desarrollo profesional. No olvido nunca la generosidad con la cual el Gimnasio me abrió sus puertas y me acogió en su ambiente único que sólo deja recuerdos gratos después de pasado el tiempo.
El cocodrilo en el ático del Edificio Principal me dio la bienvenida a lo que serían unos años felices en un ambiente de libertad y camaradería. Los principios de los fundadores no solamente deben ser recordados con profundo respeto y admiración. Son pilares que deben permear en la formación de los jóvenes. Constituyen la base de una sólida formación que no puede diluirse y que tenemos el deber de continuarla en la educación superior.
He sido educador, docente e investigador por más de 38 años, y como en las carreras de postas, hago mi mejor esfuerzo para trascender esa formación que recibí en el Gimnasio a las nuevas generaciones que llegan a la universidad. Es un compromiso de vida. Una contribución a la formación de los futuros profesionales, honestos y comprometidos con sus deberes que tanto necesita el país.
Quiero manifestar mi más profundo agradecimiento por la honrosa distinción que me hacen, además de compartir este homenaje con personajes de la talla de José Alejandro Cortés y Daniel Samper Pizano.
Como mencioné, el hecho de que esta medalla se otorgue en la celebración de los cien años del Gimnasio tiene una especial connotación que me llena de satisfacción y a la vez de emociones y sentimientos muy profundos y gratos recuerdos de profe-sores y de compañeros que jugaron un papel tan importante en el desarrollo de mi vida profesional, y con quienes quiero también compartir este homenaje. Ni la doblez, ni el vicio, ni el engaño entran en este alcázar de ilusión, queremos ser mejores cada día, que un progreso señale cada sol.
Muchas gracias.