Llegamos a Nueva York y el frío no era nada comparado con la emoción de todos los que nos estábamos embarcando en esta aventura. Pronto comenzaría el NHSMUN, modelo de Naciones Unidas de colegios nacionales en la ciudad de la gran manzana. Estábamos llenos de expectativas, felicidad, miedos y muchas ganas de comenzar todo.
Primeros tres días
La primera parte del viaje la pasamos en una casa que alquilamos en Staten Island que nos permitió convivir como equipo, cocinar y empacar almuerzos para ahorrar. Después de desayunar y arreglar la cocina nos íbamos hasta el ferry (muchas veces corriendo) rumbo a Manhattan. El ferry nos daba vistas hermosas de los edificios de la gran ciudad y la Estatua de la Libertad. Quedamos impresionados con la forma de transporte y con la cantidad de gente que lo usa.
Como equipo decidimos qué lugares debíamos conocer. Visitamos el museo de Historia Natural y el Metropolitano, museos muy diferentes pero igual de impactantes. El museo de Historia Natural es como estar en partes y momentos diferentes del mundo, porque recrea todo tipo de hábitats de los animales; las exhibiciones son perfectas y muy reales. El Met fue uno de los mejores lugares que conocimos. Estar entre pirámides y templos antiguos nos llenó de emoción; caminar entre las columnas, esculturas y artefactos griegos fue como volver a Atenas y sentir el nacer de la democracia; avanzar entre las armaduras del medioevo nos llevó a imaginar las Cruzadas y el poder de la Iglesia en Europa en esa época.
Visitamos lugares clásicos de Nueva York como el Rockefeller Center y pudimos ver toda la cuidad desde el último piso. Estuvimos en Times Square y sentimos cómo, de noche, las luces hacen sentir que ésta es, en efecto, la cuidad que nunca duerme. Visitamos la catedral de Saint Patrick, que impacta por su arquitectura y belleza, y cumplimos nuestro sueño de hacer un picnic en Central Park.
En las noches regresábamos a la casa y nuevamente cocinábamos. Cada día en el que se acercaba más al modelo crecían las expectativas. Por eso también dedicábamos tiempo a revisar apuntes e intervenciones en lo que sería nuestra primera experiencia en un Modelo de Naciones Unidas internacional.
Como si el clima predijera los nervios y la emoción, el día en que debíamos movernos de la casa al lugar donde se realizaría el evento amaneció nevando. Sin una sola queja, caminamos con nuestras maletas bajo la nieve, montamos en ferry y luego en el metro. Ese día los maestros acompañantes ya nos sentimos orgullosos de los estudiantes, porque el frío y el cargar las maletas subiendo y bajando escaleras se convirtieron en parte del viaje y no amargó a nadie. Al contrario, vimos cómo el sentido del humor siempre estuvo presente, el compañerismo y un ambiente donde cada uno pudo sobresalir en sus fortalezas.
¡Comienza el modelo!
El trabajo del NHSMUS (National High School Model United Nations) comenzó con un taller sobre el procedimiento, reglas y resoluciones. Inmediatamente nos dimos cuenta de que nos estábamos enfrentando a un modelo como el que nunca habíamos vivido. Los estudiantes tendrían que adaptarse a ser más estrategas, a mejorar en relaciones y no enfocarse tanto en el debate (a veces solo se debatía un tema y tocaba reajustar todo lo que se había preparado por meses). Nuevamente, los alumnos tuvieron actitud de templanza, estudio y búsqueda de nuevas opciones.
Esa noche cumplimos el sueño de estar dentro de la sede de Naciones Unidas. Estar sentados en el lugar donde habíamos querido estar, donde probablemente en un futuro, alguno de los estudiantes ayude a moldear el mundo. Fue realmente inspirador. Oír de primera mano los discursos que solo habíamos visto por Internet fue impresionante e incluso llegó a sobrecogernos. Sentimos mucho orgullo de usar nuestros uniformes y ver el escudo del Gimnasio Moderno en un lugar tan importante.
Casi al terminar la noche, comenzaron los trabajos en comisión. Los profesores acompañantes parecíamos hormigas entrando a las comisiones y siempre salíamos con una sonrisa de ver el trabajo de los alumnos: atentos, con ganas de hablar, participativos, interesados, observadores y buscando forma de involucrarse, con ganas de aprender.
El NHSMUN tiene cerca de 2000 estudiantes de 27 países, temas muy diversos y especializados y una logística impresionante. Muchos de los colegios llevan asistiendo años y su experiencia se nota: aprendimos mucho de los delegados con mayor recorrido. Hay comités de 200 delegados y otros un poco más pequeños, lo que muestra que es un modelo con un nivel muy alto. Los jóvenes gimnasianos, a pesar de su menor experiencia, mostraron buena preparación y gran potencial a futuro.
Las sesiones se acababan cerca de la medianoche, cuando nos reuníamos como equipo y analizábamos como íbamos, qué seguir haciendo bien y qué mejorar.
Durante los días siguientes se trabajó en sesiones de comité de 3 horas donde no primó el debate sino la búsqueda de soluciones a problemas reales que hoy en día debaten los grandes líderes. Al final del ejercicio, todos nuestros delegados participaron en la escritura de resoluciones que fueron discutidas y votadas en las comisiones.
Es motivo de orgullo saber que estudiantes del Gimnasio Moderno de séptimo a noveno se dedicaron a buscar soluciones a temas tan importantes como la salud mental en áreas de conflicto, el uso de Internet, el tráfico ilegal de armas en África, la prevención de la xenofobia, entre otros. Ver la preparación y oír las ideas de jóvenes de otras partes del mundo es inspirador; es darse cuenta de primera mano que ellos no son los líderes del futuro, son los líderes del presente.
El nombre del Gimnasio en alto
Al final del Modelo, luego de tres días de jornadas largas y agotadoras, quedó la satisfacción de haber participado, de haber debatido y buscado soluciones en inglés; de haber representar muy bien al colegio y haber aprendido de nosotros mismos y cada uno de los miembros del equipo. ¡Volveremos el año que viene!
No nos quedan sino palabras de agradecimiento al colegio por su apoyo. A los directivos por sus palabras de aliento, por creer en nosotros y respaldarnos en cada paso. A cada estudiante, profesor y padre de familia que ayudó con el Jeans Day para poder cumplir el sueño. A AsoPadres que nos apoyó con parte de los costos y a todos los que estuvieron pendientes de nosotros. Gracias por creer en este gran equipo y por dejar que los jóvenes mostraran en cada una de sus acciones los grandes seres humanos que son.