La historia arquitectónica del Gimnasio Moderno registra la Casa de los Torreones como la primera sede del colegio. Una casona en la calle 57 con carrera 7 que promovía el desarrollo de clases al aire libre, pero que ofrecía salones muy rígidos para poner en práctica las tendencias educativas que don Agustín había traído de Europa.
Como la deteriorada casona no lograba cumplir el sueño de los fundadores, los hermanos José María y Tomás Samper Brush adquirieron un terreno a las afueras de la ciudad. Para ese espacio, el arquitecto norteamericano Robert Farrington diseñó un campus adecuado al entorno pedagógico de la Escuela Activa, una arquitectura que, en sí misma, expresa la libertad, la armonía y el amor por la naturaleza.
El 12 de octubre de 1918, se bendijo la primera piedra de los nuevos edificios del Gimnasio Moderno. Sobre las diez fanegadas del terreno, se levantó el Edificio Principal, los salones de la Primera Enseñanza y el edificio para trabajo manual. Con el proyecto consolidado, en 1929, se construyeron los salones de la segunda enseñanza. Más adelante, en 1942, se terminó el edificio del Bachillerato.
Daniel Samper Ortega se ingenió dentro del colegio, en 1943, la Facultad de Administración Industrial y Comercial, que más tarde fue trasladada y dio pie a la creación de la Universidad de los Andes que ideó Mario Laserna Pinzón.
Con el ánimo de crear un espacio propicio para la enseñanza de la educación física, en 1946, se inauguró el Gimnasio Cubierto.
Para 1956, la comunidad se sorprendió con las naves de estilo brasilero de la Capilla de los Santos Apóstoles, del arquitecto Juvenal Moya y los estudios estructurales de Guillermo González Zuleta, la cual fue adornada posteriormente con los esplendidos vitrales traídos de la casa J. Barillet de París.
Las aulas para Montessori y para Sexto de bachillerato se culminaron en 1968, un concepto que buscaba integrar a los más pequeños con los más grandes.
El arquitecto Hernando Cadavid Gaviria, en 1978, propuso redistribuir las cargas dentro del campus, para que los espacios fueran aprovechados por los estudiantes de una mejor manera: por los riesgos de colapsar, en 1982 fue clausurado el teatro José Fernández Madrid, en el segundo piso del Edificio Principal. En su reemplazo, bajo el liderazgo del Rector Mario Galofre Cano, llegó, en 1984, la Biblioteca Los Fundadores que operaba antes en el Bachillerato. Por esa misma época, los salones de Sexto Norte y Sexto Sur, pasaron al Edificio del Bachillerato, y se remodeló el Gimnasio Cubierto.
En 1985 el colegio fue declarado Monumento Nacional, para evitar que una especulación de finca raíz lo convirtiera en una opción comercial.
Pero el Gimnasio no se quedó sin su teatro: en 1986, luego de un concurso entre arquitectos gimnasianos, comenzó la construcción del Centro Cultural, diseñado por la firma Rueda, Gutiérrez y Morales. Este ofrecía, además de un moderno auditorio, salones de pintura, dibujo, música, cerámica y fotografía.
Bajo la rectoría de Mario Galofre y con la asesoría de los “turro” García, ingenieros de importante data, se vio la necesidad de crear tres cursos por nivel, lo cual tenía un doble propósito: por una parte, reducir la cantidad de estudiantes por salón –de 30 a 25–, para hacer más personalizada la pedagogía; y por otra, crecer la población estudiantil del colegio.
Debido a estos cambios, en 1996, siendo Rector Leopoldo González Chaparro, fue necesario construir los salones de Montessori I y, un año más adelante, la adecuación de un tercer piso para el Edificio de Bachillerato.
Uno de los proyectos bandera de la rectoría de Juan Carlos Bayona Vargas, fue la construcción, en 2001, de una moderna piscina cubierta, concebida por el arquitecto Cristian Bínkele, que reemplazó la fría de antaño que marcó la vida de generaciones de gimnasianos.
Bayona consideraba que los niños necesitaban más pasto y menos cemento para jugar; y por eso, en 2002, Camilo Bayona desarrolló la Plazoleta de la Facultad en reemplazo del parqueadero que allí existía.
Más tarde, en 2006, la firma de Cristian Bínkele, creó la edificación de los cenizarios.
En ese mismo año, debido a la rama de un eucalipto que destruyó el Polimotor, el Invernadero y los salones de laboratorio que se encontraban en el Zoológico, se levantó el Edificio de Semestralización, del arquitecto Juan Gabriel Lleras Echeverri y construido por Carlos Monroy, para el programa orientado a la profesionalización de los estudiantes de Décimo y Undécimo.
En 2012, durante la rectoría de Guillermo González Lecaros se propuso remodelar la craquelada Raqueta, por una plana y sólida.
En 2013, durante la administración del rector Víctor Alberto Gómez Cusnir, y por los siguientes cinco años, en plena celebración del Centenario, se adelantaron las obras de reforzamiento estructural de sus Edificios de Bachillerato, Primaria, Facultad, Biblioteca Infantil y el Edificio Principal con una nueva Biblioteca que nos recuerda el teatro que allí existió.
Una intervención que estuvo a cargo de un equipo de profesionales como Juan Carlos Torres, Carlos Monroy y al ingeniero Mauricio José Pérez y su equipo de de Payc; además, se realizó una restauración integral, liderada por el arquitecto Nestor Vargas, para recordarlos tal y como fueron concebidos por Farrigton en 1918.
Esta también fue una oportunidad para crear unas aulas más coherentes con la pedagogía del siglo XXI. Salones flexibles, que aportan al desarrollo de la autonomía y facilitan los procesos de aprendizaje autodirigido, con un mobiliario que ayuda al ensamble y a la construcción de espacios de trabajo efectivos para clases magistrales, trabajo colaborativo, desarrollo de centros de interés y espacios individuales para estudio e investigación.
Hoy, cien años después de la colocación de la primera piedra de los edificios del colegio y luego de conocer los ideales pedagógicos que lideran su rumbo, la comunidad gimnasiana y el país, podrán conocer el Plan Maestro, que ha sido desarrollado por la firma Pacheco Estudio de Arquitectura, que fue seleccionada por concurso por el Consejo Superior y que responde a las necesidades académicas y de infraestructura del Gimnasio Moderno para las próximas décadas.