El pasado 21 de octubre, el colegio fue reconocido por la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá con el premio “Gonzalo Jiménez de Quesada”. Este galardón, que se entrega una vez al año, busca reconocer a personas o entidades que han contribuido con el progreso físico, social y cultural de la capital del país.
La ceremonia tuvo lugar en el Museo del Chico, bajo un espléndido sol. Inició con una corta presentación de la Banda. Acto seguido, la doctora María Victoria Uribe de Guzmán, presidenta de la Sociedad, recordó a los asistentes la importancia y el impacto que el Gimnasio Moderno ha tenido en la vida bogotana a lo largo de sus primeros cien años. Adicionalmente, hizo una invitación a los ciudadanos presentes en el evento, para que trabajen por la ciudad: “Los invito, a salir de nuestras casas, de nuestros lugares de estudio y de trabajo, los invito a apropiarnos de nuestro entorno, a recuperar, a arreglar, a limpiar nuestras fachadas, a arreglarlas y a embellecer los andenes, nuestros separadores, nuestros parques nuestros barrios, nuestra ciudad”.
Acto seguido, la doctora Uribe invitó a la señora Gloria Nieto de Arias, hija de don Agustín Nieto Caballero, para que con unas palabras le recordara a la audiencia la trayectoria de su padre en la vida nacional y cómo cada uno de sus pasos lo llevó a la materialización del sueño gimnasiano, a través de la aplicación de la metodología de la Escuela Activa en el país.
Un pergamino y una medalla fueron entregados al Señor Rector, Víctor Alberto Gómez Cusnir, en representación de toda la comunidad Gimnasiana. En sus palabras, el Rector agradeció a la junta de la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, el gesto que tuvo con el colegio e hizo un recuento de la importancia histórica de la institución a lo largo de sus primeras diez décadas de existencia: “El premio que hoy recibimos es el mayor estímulo para esta Rectoría, que se ha impuesto como meta regresar al Gimnasio a los sitiales de honor y referencia a los que siempre ha pertenecido”.
El Gimnasio Moderno fue reconocido como monumento nacional en 1985 y desde entonces, se ha constituido en un ícono que identifica a todos los bogotanos.