En febrero de 1972, Beatriz Pacheco pisó por primera vez los prados de La Raqueta. Recientemente había recibido de manos de Don Agustín Nieto el título en Educación Preescolar, que le fue otorgado por la Universidad Pedagógica Nacional.
Esta maestra, que ha acompañado a numerosas generaciones de gimnasianos en, quizás, el momento más importante de sus vidas: El primer día de colegio, recuerda a todos sus alumnos con un especial cariño y hasta con nombre propio. Y a ella, sus alumnos de cuatro décadas, la recuerdan como la mujer cariñosa que siempre los recibió con una sonrisa repleta de amor.
Según ella, el paso del tiempo, las nuevas tecnologías y las formas de convivir en sociedad han cambiado, han evolucionado; sin embargo, afirma que la enseñanza y la forma de hacer las cosas en el salón de clases no deben alterarse a pesar de que los niños de hoy en día son más activos, con límites diferentes y nuevos hábitos en el hogar. La manera de inculcarles el amor por el colegio, por las personas, por la vida, por la cosas se debe seguir haciendo de la misma manera: con felicidad. Porque lo más importante para ella, es que sus alumnos sean felices, ya que un niño feliz –asevera- aprende más fácil.
Han sido 14600 días en los que Beatriz se ha dedicado a la enseñanza en el Gimnasio Moderno. Jornadas en las que ha entregado su vocación con amor y sinceridad por los niños y con el compañerismo y la sabia complicidad de sus compañeros. Ella siente un profundo agradecimiento con los padres de familia que en todo este tiempo la han acompañado y se siente la mejor maestra del mundo cuando sus exalumnos traen a sus hijos y piden que ella sea la Directora de Curso.
A mujeres como Beatriz, que le han entregado su vida a esta institución, toda la comunidad le dice gracias, muchas gracias por iluminar los días tristes.