«Si abandonas la idea de que tu voz puede marcar la diferencia, otras voces llenarán el vacío”.
Barack Obama
Los estudiantes del Gimnasio Moderno han realizado esta semana el mejor de los ejercicios: pensar el futuro para los niños y los jóvenes de Colombia. Su voz, llena de energía y optimismo, es una muestra de las emociones fundamentales que deben guiar a nuestros líderes en la sociedad. Nuestros gimnasianos asumieron desde sus diferencias una actitud paciente y de escucha para discutir los puntos de vista y abordar los problemas sociales desde múltiples perspectivas. Desde los disensos llegaron a consensos y expresaron con libertad sus ideas sobre nuestro presente para descifrar el porvenir.
El debate libre de las ideas democráticas y el respeto por el otro son principios que deberían sustentar cualquier negociación, y esto nos lo enseñan hoy nuestros jóvenes gimnasianos.
Buscaban en lo fundamental generar acuerdos. Por supuesto no es una tarea fácil. Hace muchos años Fisher y Ury, los creadores del método Harvard de negociación, nos enseñaron cuál es el camino para negociar con éxito entre las partes involucradas. Cuando se trata del futuro de los jóvenes, este método plantea siete elementos claves para llevar el proceso de negociación a feliz término. Me referiré solo a uno: el compromiso.
Los milenials y centenials quieren un mundo mejor, con oportunidades para todos. Están comprometidos con ello. Se mueven por todos los rincones del planeta expresando su apoyo al medio ambiente, al respeto y cuidado de los animales, a la búsqueda de concertación en los conflictos más profundos que agobian su cotidianidad. Expresan su inconformismo tanto en las redes como en las calles. Piden respeto a sus derechos, y a veces, los mayores debemos recordarles sus obligaciones; eso es cierto, pero es evidente que su liderazgo está cambiando la forma en que convivimos, nos comunicamos y pensamos.
En el presente de nuestras familias que con tanta valentía y determinación enfrentan el miedo y la incertidumbre, la voz de nuestros niños y niñas adquieren una relevancia mayor. Debemos escucharlos, dejar que el diálogo sea prioritario en nuestras reuniones familiares porque serán ellos los que transformen, con su particular forma de ver el mundo, la manera en que vivimos.
Espero que la Escuela, aquella que llamamos del siglo XXI, ayude a formar mejores seres humanos, que aprecien el bienestar de las naciones, el desarrollo sostenible, la diversidad cultural, el respeto por los valores democráticos y el medio ambiente. Si logramos que esta sea la conversación en las aulas, tendremos con seguridad los líderes que nuestro país necesita.
Estoy seguro de que así será y me complace -en medio de tanta confusión-, corroborar que esta generación de gimnasianos que estamos formando serán más críticos, empáticos y comprometidos con aportar al país y el mundo, todo su esfuerzo para que sean lugares más justos, donde los ciudadanos podamos convivir con tolerancia y en paz.
Culmino estas palabras invitándolos a que conozcan las reflexiones y el disentimiento de nuestros alumnos, que fueron registradas por las relatorías que nombraron en cada una de las mesas de trabajo:
Buen descanso de puente para todos.
Cordialmente,
Víctor Alberto Gómez Cusnir
Rector