Bogotá, febrero 8 de 2012
Profesor
JUAN CARLOS BAYONA VARGAS
Rector
GIMNASIO MODERNO
Ciudad
Querido Rector:
En medio de una situación que nos tiene desconcertados y no menos compungidos, queremos expresarle de forma unánime y muy sincera todo nuestro cariño, todo nuestro respeto, todo nuestro reconocimiento; pero en especial, todo nuestro agradecimiento.
Somos en buena medida lo que usted como maestro de maestros, ha forjado en nosotros. Con usted, pero sobre todo de usted, se aprende todos los días en esta profesión que amamos. Con usted, crecemos todos los días un poquito como profesionales –y sobre todo-, como personas. Con usted, nuestro espíritu siempre está anhelante y en movimiento. Nos ha enseñado que la educación sólo es posible si es vitalicia; que la educación no es tal si no dejamos a diario empapado el cuello de la camisa; que la educación no es solamente nuestro oficio, sino nuestra pasión, nuestra razón para levantarnos por las mañanas.
Sus ideas pedagógicas calan hondo; su manera de ver el mundo que habitamos y el que le espera a nuestros hijos –léase alumnos-, mueve a seria reflexión. Ni qué decir sobre su trato diario para con sus colaboradores y su incomparable capacidad para comprender nuestros errores con increíble generosidad.
Han sido catorce años de continuo aprendizaje en los que usted se ha destacado por enseñarnos, incluso con los errores mutuos o tal vez –mejor aún- con ellos, que la vida no es vida si no aprendemos a dialogar, a entendernos y a construir otra alternativa a partir de encuentros y desencuentros.
Ha tomado usted una decisión que nos toma por sorpresa, pero no queremos que el sentimiento se apodere tanto de nosotros que no sepamos discernir, analizar, concluir, ni mucho menos, aprender. Tenga usted la satisfacción de habernos enseñado algo…o mejor, mucho. Aspiramos haber sido sus avezados alumnos. Usted ha sido, sin duda, nuestro maestro.
Nos sentimos orgullosos de que al referirse a nosotros nos llame su “equipo”, y sabemos que lo fuimos. Estamos orgullosos de conocerlo, de acompañarlo, pero en especial, de controvertirlo, puesto que esa era la mejor manera de hallar al maestro que habita en su ser.
Tenga la seguridad de que las reflexiones que usted propició en nosotros sobre el quehacer pedagógico, acerca del cómo entender a nuestros estudiantes desde sus miradas e ideas, seguirá siendo parte de nuestra labor, de nuestro día a día porque tenemos una apuesta clara y segura: la educación.
Caminamos juntos días, meses y años. Esperamos que los pasos que empezarán su nuevo camino estén siempre regados por el entusiasmo, la alegría y la fuerza que siempre nos contagió.
Una vez más y para siempre: ¡Gracias!
Los maestros del Gimnasio Moderno.