Una de las mayores preocupaciones de los fundadores del Gimnasio Moderno, era la de contar en el colegio con maestros extranjeros, provenientes de Europa, que estuvieran formados bajo los lineamientos pedagógicos de la Escuela Nueva.
Agustín Nieto Caballero conoció, en el verano de 1911, en Bruselas, Bélgica, al pedagogo, catedrático, historiador y jurista Rafael Altamira y Crevea. Don Rafael, en ese entonces, se desempeñaba como director general de Primera Enseñanza del Ministerio de Instrucción Pública en España. Al conocer la idea de don Agustín, de crear una institución en Colombia, en donde se implementaran los modelos pedagógicos que estaban siendo liderados por la italiana, María Montessori, y el belga, Ovidio Decroly, se ofreció a ayudar a conseguir a los docentes que estuvieran dispuestos a viajar a Sur América, con su familia, para incidir, apoyar y fortalecer el surgimiento del Gimnasio Moderno.
El investigador, educador y Doctor en Filosofía y Letras, Ignacio Ramos, culminó, en 2021, la tesis titulada “Don Rafael Altamira y los inicios del Gimnasio Moderno de Bogotá” en donde narra la estrecha relación que estableció con don Agustín Nieto y cómo su contribución fue fundamental para lograr llevar a la naciente institución educativa latinoamericana, los paradigmas de la Escuela Activa, modelo pedagógico revolucionario que el Gimnasio Moderno adoptó cuando fue fundado en 1914.
La Biblioteca Los Fundadores y la Agenda Cultural del colegio, invitan a la comunidad a conocer el texto de esta investigación, que está publicada en la última edición del Cuadernillo ExLibris, que narra los nombres, las circunstancias y la personalidad de uno de los educadores españoles más influyentes de principios del siglo XX.
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